“Las tarjetas monedero exigirán un esfuerzo más a la sociedad”
“El nuevo sistema no se piensa en esa persona mayor que vive sola, después de dejarse la vida trabajando”
Aunque nació en Valladolid hace 78 años, Juan José Serrano Lozano, empleado de banca jubilado, llegaba a Ciudad Real en 1981 y desde entonces no se ha movido de la capital. Hace seis meses asumía la presidencia del Banco de Alimentos, organización benéfica con la que ya venía colaborando desde hace 8 años. Tras el fallecimiento de Segundo Alcázar y después de que Félix Peinado se viera obligado a dejar la presidencia por circunstancias personales, este ciudadrealeño de adopción y corazón daba un paso al frente en un periodo que se presenta con mucha incertidumbre ante el cambio de sistema en España de la gestión de los fondos europeos destinados para ayudar a las personas más desfavorecidas, a partir de mayo y a través de tarjetas monedero en vez de la entrega directa de los alimentos. Una variación que preocupa y mucho a esta ‘organización benéfica sin ánimo de lucro, independiente, aconfesional y reconocida’ (así se define) que acaba de cumplir los 18 años de existencia.
¿Cómo han sido estos seis primeros meses al frente del Banco de Alimentos?
De pura continuidad, como hemos estado trabajando los años anteriores. Porque aquí somos como un grupo de amigos, una familia, sin jerarquía profesional. Todos trabajamos y ayudamos en lo que podemos, sin distinción. Y cuando no nos ponemos de acuerdo en algo, pues votamos y decidimos.
“Las tarjetas monedero exigirán un esfuerzo más a la sociedad” – Foto: Rueda Villaverde
¿Quiénes componen el Banco?
En la junta directiva somos nueve personas, pero si hablamos de voluntarios, en toda la provincia tenemos unos 250. Trabajamos con unas 60 asociaciones, que son las que se encargan de repartir los alimentos entre sus beneficiarios.
Y la mayoría colabora con la entidad sin contraprestación económica a cambio. ¿Por qué lo hacen?
“Las tarjetas monedero exigirán un esfuerzo más a la sociedad” – Foto: Rueda VillaverdeEn el Banco de Alimentos solo hay una persona contratada, en el almacén. Los demás trabajamos de forma desinteresada. No hay más sueldos porque no se podrían pagar, porque aquí no hay socios que pagan unas cuotas. Estamos aquí porque te das cuenta de que hace falta echar una mano, y porque merece la pena, porque apetece hacer cosas que son en beneficio de los demás. Es gratificante ayudar, y más cuando ves las necesidades de la gente, las circunstancias en las que están y los problemas que se avecinan.
Problemas que, ha advertido usted, se van a agravar con el nuevo sistema de las tarjetas monedero…
Así es. Durante años estábamos funcionando bien con el sistema de siempre de entrega directa de alimentos a las asociaciones con las que trabajamos. El Gobierno recibía un dinero del Fondo de Ayuda Europea para los Más Necesitados (FEAD), aportando él el 15%, y sacaba a licitación las entidades que iban a repartir los alimentos y las empresas que querían aportar sus productos. Sin embargo, la nueva ley aprobada en 2021 y que se va a aplicar ya este año obliga a que a los beneficiarios finales ya no se les entregue los alimentos, sino una tarjeta monedero para poder canjearla en supermercados y tiendas. Todo con el fin de evitar que las personas necesitadas tengan que realizar colas en las asociaciones, para que no pasaran vergüenza y para que tuvieran más libertad a la hora de comprar.
Hasta ahí, bien. El problema surge cuando esta nueva ley exige dos requisitos: que en la unidad familiar haya al menos un menor de 15 años, y que los ingresos sean inferiores al 40% de la renta media. Hemos calculado que con este nuevo sistema se pueden quedar fuera del programa un 70% de los actuales beneficiarios. ¿Qué hacemos con los que no tienen hijos? ¿Qué hacemos con las personas mayores que viven solas? ¿Qué hacemos con los que tienen hijos de 16 y de 17 años? Además, esto se aprueba en 2021 con unos estándares económicos que no son los de 2024, con precios que han subido mucho. Cinco miembros o más que cumplan esos requisitos van a recibir una tarjeta monedero de 220 euros mensuales, lo que supone 40 euros al mes por persona, 1,50 al día, y tienen que desayunar, comer y cenar.
Y al margen de esto, antes el dinero de los fondos, al salir a licitación para empresas nacionales, se invertía en alimentos a precio de costo, pero ahora los alimentos se van a adquirir a precio de venta. Así que, a las personas que se van a quedar fuera del reparto hay que sumar que las que antes recibían una cantidad de alimentos, ahora recibirán la mitad.
Y luego está la duda de cuándo, dónde y cómo se van a repartir las tarjetas, cómo se van a tramitar, cómo se van a renovar -cada seis meses-, qué documentación se va a pedir y dónde se van a poder canjear. Si son en grandes cadenas, habrá beneficiarios de pueblos pequeños que tendrán que desplazarse para poder adquirir los alimentos. Esto entra en vigor el 1 de mayo y aún no sabemos nada.
¿Cómo va a afectar esto al funcionamiento interno del Banco de Alimentos?
Los productos que llegan gracias a este programa de fondos europeos suponen el 50% de nuestras existencias. Lo demás nos llega por donaciones de empresas, administraciones y de particulares, tanto de productos como de dinero, además de lo que conseguimos en campañas como ‘La gran recogida’ que hacemos al final de año o la ‘Operación kilo’ en junio. Pero claro, esto no será suficiente si se quedan fuera del reparto el 70% de los actuales beneficiarios. De hecho, ya se están produciendo bajas de asociaciones que trabajan con nosotros por este motivo.
Entonces, ¿la única solución es poder recaudar más para poder repartir más entre los que no puedan optar a las tarjetas monederos?
Así es, y por eso vamos a iniciar una campaña para apelar a la solidaridad de los ciudadrealeños para que las donaciones crezcan. Entendemos que estamos en crisis y no podemos pedir más a la gente, que bastante hace. Este año en ‘La gran recogida’ logramos un 10% menos en kilos que el año anterior. Pero aun así nos vamos a ver obligados a pedir un esfuerzo más a la sociedad, a las instituciones y a las empresas, a causa del nuevo sistema de las tarjetas monedero. No es que lo necesite el Banco de Alimentos, es que lo va a necesitar la gente más vulnerable.
¿Cómo se puede colaborar?
Hay varios modos, como particular, como empresa o como voluntario. En nuestra web (www.bancoalimentoscr.org) aparece toda la información, el número de cuenta bancaria para hacer donativos (ES04 3190 2051 6123 05131423) y en breve activaremos la opción de recibir ingresos a través de bizum.
¿Con qué tipo de productos trabajan en mayor medida en el Banco de Alimentos?
Con pastas, conservas, lentejas, garbanzos, alubias, leche, galletas, yogures o aceite, además de artículos de limpieza y alimentación infantil, o pañales.
¿Cuál es el perfil del beneficiario final?
Tienen que estar censados en España. Principalmente, son de origen de países del Este y de Sudamérica. Suelen ser familias con hijos.
¿Cuál ha sido el caso de necesidad más llamativo con el que se ha encontrado?
En el estado de emergencia llegó aquí a una madre veinteañera con un niño en brazos, llorando, porque llevaban un día sin comer nada, y así nos lo explicó. La llevamos directamente al almacén y le dimos una bolsa de comida. Estas cosas no las solemos hacer, pero en casos así, de verdadera urgencia, no dudamos.
También se habrán topado con actitudes fraudulentas.
Como cuando llegaron cuatro estudiantes universitarios, compañeros de piso, que nos aseguraban que no tenían dinero para comprar comida; no les creímos, claro. En este sentido, otra de las iniciativas a raíz de la nueva situación será comprobar bien a los beneficiarios, para que no se produzcan situaciones como la de estar inscrito en dos asociaciones diferentes y recibir alimentos de ambas.
¿Además de los alimentos que llegaban procedentes de los Fondos Europeos, de qué tipo de donaciones se nutre el Banco de Alimentos?
De todo tipo, tanto procedente de administraciones como de empresas, algunas de la provincia y otras nacionales. Además, hay donaciones de particulares, que nos ayudan con aportaciones económicas de distinta cuantía, desde los 5 euros hasta los 100. Cualquier ayuda se agradece. Si fuera un euro por ciudadrealeño, daría para mucho.
¿Cómo se vivió en el Banco la época de la pandemia?
Pues, entiéndase, fueron los mejores años. Los alimentos de Europa pasaron de llegar en dos fases a tres, y las donaciones e ingresos se cuadruplicaron. En los años 2020 y 2021 no tuvimos ningún problema en atender al 100% de los beneficiarios. Luego se normalizó todo y en 2022 y 2023 nos hemos defendido muy bien. Pero claro, ya el 2024 no sabemos hasta dónde podremos llegar. Y este nuevo sistema está aprobado hasta 2027.
¿Cree que el Gobierno se dará cuenta de los perjuicios y dará marcha atrás?
No lo creo, porque considero que este cambio de sistema tiene de fondo una razón estadística, política. España es uno de los países europeos con una mayor tasa de pobreza infantil, y con este nuevo sistema ese ranking se mejorará. Pero no se piensa en esa persona mayor, de 65 años, que vive sola, y que después de dejarse la piel trabajando durante toda su vida, ahora afronta el mes con un ingreso de 300 euros, pasándolas canutas y pidiendo dinero hasta para pagar la luz. Pero desde el 1 de mayo no entrará en el sistema porque no tiene un hijo menor de 15 años. Se le deja fuera por una ley que busca que la gente no pase vergüenza en una cola, porque era denigrante.