«Si los usuarios se organizan, la tarjeta de alimentos dará para comer»
Lleva menos de dos años al frente de una de las entidades solidarias de mayor calado de la ciudad, el Banco de Alimentos Medina Azahara, pero ya le ha tocado lidiar con numerosos cambios. El más importante, explica, es la sustitución de la donación física de alimentos básicos por una tarjeta monedero, que tiene por objetivo acabar con las «colas del hambre». También hay nuevos perfiles de personas necesitadas que acuden al Banco.
-Lleva usted un año y medio al frente del Banco de Alimentos y le ha tocado lidiar con varios cambios, ¿no?
-Efectivamente ahora en junio hará dos años de la nueva junta directiva del Banco. Y también es verdad que ha habido grandes cambios en la trayectoria del Banco. El principal es todo lo que tiene que ver con las tarjetas monedero; en cuanto a la política del reparto a las entidades y asociaciones, ahí no ha habido cambios. En cuanto a las tarjetas hay que recordar que la UE, respecto a los alimentos que venía dando desde hace 10 años, ha querido quitar lo que llaman «las colas del hambre». El alimento físico se cambia por las tarjetas que se supone que tenían que estar el 1 de abril.
-¿Y cuándo estarán disponibles?
-No lo sabemos. Toda la responsabilidad de las tarjetas recae sobre Cruz Roja. Ellos tampoco saben cuándo van a entrar en funcionamiento. Hablar de fechas es una especulación.
-¿Cuáles serán los efectos sobre el Banco de Alimentos? Porque entiendo que ustedes van a seguir trabajando con las donaciones privadas.
-Con respecto a los alimentos de la UE nosotros hemos sido meros mediadores. La UE nos lo depositaba aquí y en Cruz Roja. Pero esos paquetes venían ya asignados o documentados por los asistentes sociales del Ayuntamiento. Venían con nombre y apellidos. Nosotros los preparábamos y la UE nos ayudaba a pagar los sueldos de un administrativo y un mozo de almacén. Ellos eran los encargados de preparar ese papeleo y pedidos. Hace dos años, los alimentos que venían de la UE eran 916.000 kilos; el año pasado fueron 600.000 kilos. Cuando son dos personas en una unidad familiar, ya sean adultos o menores, la tarjeta tendrá 130 euros. Cuando hay tres personas, siempre que haya uno o dos menores, serían 160. Con cuatro serían 190 y a partir de ahí, 220 euros al mes. Así están distribuidas las tarjetas.
«Hace dos años los alimentos que venían de la UE eran 916.000 kilos; el año pasado fueron 600.000»
– ¿Y eso da para comer?
-Esa es otra pregunta, porque se supone que con la tarjeta van a poder comprar una variedad mayor de alimentos, sobre todo frescos. Incluye gasto en alimentos y aseo personal. Se supone que van a venir preparadas para comprar una serie de alimentos que no sean frugales, pero todo esto son especulaciones, todavía falta que se cierren acuerdos con las cadenas alimentarias. ¿Da para comer? No lo sabemos todavía. Si los usuarios se organizan a lo mejor sí, pero si no, esto queda en el aire. Ese es otro problema que hay, para lo que se están empezando a dar cursos de formación, porque queremos enseñar a pescar. Lo que nosotros no queremos es que el Banco de Alimentos sea la despensa de una familia de por vida.
-Quienes tengan la tarjeta, ¿podrán seguir acudiendo al Banco de Alimentos si no les cubre las necesidades básicas?
-No, no pueden venir. La cantidad de la tarjeta le debe de dar para todo el mes. Nosotros nos tenemos que volcar en todas esas personas que no perciben tarjeta, que son personas mayores con pensión no contributiva muy baja, familias que tienen hijos mayores pero no llegan a finales de mes… Los demás están en el aire y tendrán que ir a Cruz Roja a ver si tienen solución para ellos.
-Otro de los cambios de los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia, fue la aparición de un nuevo perfil de personas necesitadas. Yo no son solo personas en riesgo de exclusión, ahora también hay familias que perdieron sus trabajos. ¿Cómo es ahora el perfil medio del usuario del Banco de Alimentos?
-Hay un perfil que se ha ampliado. Son familias que a lo mejor tienen su trabajo, pero con la inflación y los tipos de interés tan altos no llegan a poder pagar algunos de esos alimentos. No llegan a vivir el mes completo. Ese perfil ha empezado a llegar a Cáritas y también a nosotros de forma indirecta. Hay muchos abuelos que están ayudando a esos hijos y nietos a los que no les llega el dinero. Antes también lo hacían, pero ahora con la inflación a quienes cobran la pensión baja no les llega. Se ven apurados. Nosotros tenemos lo que tenemos para poder ayudar y no se nos amplía. Si antes con recursos propios podíamos llegar a comprar X cantidad, ahora con la subida cada vez es más difícil. Nos estamos abasteciendo con las grandes recogidas y las donaciones. Y eso que nosotros compramos a precio de mayorista. Las tarjetas son un problema añadido. Cuando repartíamos esos alimentos, los habíamos comprado a precio de mayoristas. Ahora, los usuarios van a comprar a precio PVP a la cadena.
-Póngame un ejemplo de a cuánto pagan los alimentos, digamos con la leche.
-De la UE ya no venía leche ni aceite. Nosotros llegamos a pagar a un euro el litro de leche, cuando estaba a 1,40 en el supermercado. El litro de aceite ni te cuento. Gracias a Dios, las almazaras nos dan lo que pueden, que antes era bastante. El año pasado, hicimos una campaña en almazaras y nos dieron 11.000 litros entre oliva y girasol. Este año 3.000 y pico.
«Nosotros nos tenemos que volcar en todas esas personas que no percibirán tarjeta»
-¿Sigue aumentando la demanda de los servicios y ayuda del Banco de Alimentos?
-Sí, el año pasado ayudamos a 23.100 personas en 206 entidades. Hasta ahora, se ha ido notando la afluencia de personas. Ahora, al hacer esta disgregación con respecto a las tarjetas, no podremos saberlo. Pero se nota que la inflación sigue haciendo daño.
-¿En el Banco de Alimentos se desperdician productos? Es decir, ¿les llega a veces un exceso de determinado alimento con fecha de caducidad que es imposible gastarlo a tiempo?
-No podemos repartir ni recoger alimentos caducados. Antes de que caduquen las donaciones, las entregamos. A veces nos ceden alimentos con caducidad a 15 días, pero nos lo advierten antes. No podemos ni tirar ni dar nada caducado.
-¿Qué hay en la cesta media que se entrega a una familia? ¿Es suficiente para tener lo básico para una semana?
-Es todo no perecedero: legumbres, pasta, latas de conservas, leche, aceite… alimentos frescos no entregamos nunca.
-¿Siguen necesitando voluntarios para el trabajo?
-Siempre, sobre todo ahora para la campaña de recogida de primavera. Necesitamos voluntarios para estar en los supermercados presentes, indicando a cada persona por qué nos interés la entrega monetaria o cómo lo puede hacer.