E HÍZOSE LA LUZ

   Permítaseme lo rebuscado del titular pero lo justifico por lo rebuscado de este pequeño proceso, ilustrativo del tesón del voluntariado del Banco de Alimentos, y al que le dedico este comentario.

   Pues resulta que cuando el Ayuntamiento nos cedió el uso de las actuales instalaciones,cesión que por cierto está a punto de caducar, el edificio llevaba varios lustros abandonado.

   No voy a volver a contar lo que hubo que liar para ponerlas en el magnífico estado operativo en que se encuentran ahora, Eso queda para la historia mayor del Banco.,

   Una vez más me quedo con la historia pequeña que es lo mio: resulta que los faroles externos, los de la fachada, estaban desconectados. El secreto de su reconexión ha sido, por raro que parezca, unos de los retos más difíciles.

   Personalmente, a dos alcaldes diferentes -alcalde y alcaldesa- al terminar su visita institucional al Banco y ya en la despedida en la puerta, le he comentado el tema de los faroles, casi como favor. Es más, en la última visita del alcalde, cuando en la puerta empecé a decirle «Una cosa casi personal…» me cortó y me dijo «¿Lo de los faroles? Sin problema. toma nota» y uno de los acompañantes volvió a tomar nota.

   Pero los faroles seguían y seguían apagados. No siquiera Antonio Romero, voluntario de lo casi imposible, lo conseguía.

   Ayer, el presidente, casualmente me comentó que los faroles ya lucían de noche.

   El secreto del enganche ha recorrido curiosos vericuetos que mejor no comentar. Otro día comentaré algo parecido con la fibra óptica.

   Hoy me gozo en proclamar que por fin se hizo la luz en el Banco de Alimentos, que tal como están las cosas, no es tema menor.

Eladio Osuna