La transición de las ‘colas del hambre’ a las tarjetas monedero se hará realidad en abril
Gabriela Sardá
Servicios Sociales seguirá encargándose de gestionar las derivaciones de las familias que necesiten alimentos, y que obtendrán, en lugar de bolsas con comida, vales canjeables
El Banco de Alimentos de Ceuta, como en el resto del territorio nacional, dejará de recibir la financiación derivada de los Fondos de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD). El Gobierno nacional decidió cambiar el modelo actual de ayuda alimentaria a familias con bajos ingresos a otro basado en tarjetas monedero recargables. La transición debe efectuarse este mes de abril, pero tanto Cruz Roja, poseedora a nivel estatal de la gestión de las ayudas, como Banco de Alimentos o las asociaciones a las que la entidad se encargaba de abastecer, entre ellas Cáritas o Luna Blanca, desconocen de qué forma se procederá en adelante. La Ciudad Autónoma, que seguirá siendo la encargada de derivar a las familias vulnerables, a través de Servicios Sociales, reconoce que aún existen “muchas incógnitas”.
Fue en el seno del Consejo de Ministros donde se aprobó el 23 de enero de este año, por petición del Ministerio de Derechos Sociales, un Real Decreto que altera el modelo de protección social vigente. Su máximo responsable, Pablo Bustinduy, lo justificaba aludiendo a la necesidad de acabar con la “estigmatización” derivada de “las colas del hambre”. Esas que se formaban a las puertas de los Bancos de Alimentos cada jueves, atiborradas de personas en busca de bolsas con comida y productos básicos. Estas oenegés continuarán contando con alimentación en sus despensas gracias a la financiación privada o procedente de administraciones públicas autonómicas o estatal, pero perderán la europea.
Cruz Roja Española los gestionará a través de una subvención por importe de 100,2 millones de euros (95,5 millones destinados a gastos de alimentación y los 4,7 millones restantes para “los gastos técnicos de la implantación del programa”). No serán bolsas preparadas, sino que los beneficiarios recibirán vales con una cuantía limitada, canjeables en supermercados. La consejera de Sanidad y Servicios Sociales de Ceuta, Nabila Benzina, confirmó a este diario que en Ceuta, solo Carrefour “está preparado para llevar a cabo este trámite”.
La propia Consejería seguirá siendo la encargada de realizar las derivaciones, aunque, hasta que en 2025 se asiente el modelo y adquieran mayor autonomía, todas las autonomías deberán tener al Estado como intermediario. Matizó Benzina que aún mantienen numerosos asuntos “en interrogante”, a falta de “varias reuniones” con Cruz Roja, que tendrán lugar “próximamente”. Sobre todo, confesó la consejera que existen “algunas incógnitas”. Especialmente, en relación con los requisitos para acceder a las tarjetas.
Las ayudas no superarán los 220 euros y solo están dirigidas a familias con menores a su cargo cuyos ingresos sean inferiores al 40% de la renta media. Un adulto con un menor recibirá la cantidad mínima, que aumentará en 30 euros por cada menor más hasta llegar a las familias de cinco miembros o más, que dispondrán de 220 euros.
Es consciente la consejera de que existen “muchas familias” sin hijos menores y con “mucha necesidad”, las cuales no podrán formar parte del nuevo programa. Además, reconoce que 220 euros mensuales, a los que solo podrán acceder familias con más de cinco miembros, “no compensan la alimentación de un mes”. Sabe que estas necesitarán de otro apoyo, el cual irán a buscar en otras entidades como el Banco de Alimentos. Se pregunta su presidente, Pedro Mariscal, de qué forma podrán seguir ayudando a todas estas personas sin contar con los fondos europeos.
Familias sin menores
El Banco de Alimentos de Ceuta no solo repartía bolsas a aquellos usuarios derivados por Servicios Sociales, sino también a un total de 17 asociaciones. Entre ellas, Cáritas, cuyo presidente, Manuel Gestal, considera un atraso que el nuevo requisito para ser beneficiario de la ayuda sea tener menores a su cargo. A la ONG que preside acuden, en busca de alimentos básicos, personas individuales o matrimonios sin hijos, incluso familias con hijos mayores de edad y sin empleo. “Estas personas tampoco llegan a fin de mes, pero no tendrán derecho a adquirir las tarjetas”. Tratarán de suplirlo con los alimentos que venden en su supermercado de forma gratuita, nutrido con fondos de la Ciudad Autónoma.
La idea de las tarjetas monedero le parece “buena”, pero insuficiente. Lo mismo opina Halima Ahmed, educadora social de Luna Blanca, ONG beneficiada también por los alimentos que el Banco compra con los fondos europeos. Es consciente de que las colas formadas para adquirir las bolsas “estigmatizan”, pero se muestra preocupada con respecto a la transición al nuevo modelo.
“Muchas personas mayores y familias sin menores a su cargo se van a quedar sin esa ayuda. Hay muchas circunstancias y es una pena que se queden sin nada”, afirma. Mantiene la esperanza en que “poco a poco” vayan incorporando a otros colectivos en la “lista”. A corto plazo, desconoce cómo lo harán tales familias para comer. “No sé… Tendremos que tirar de las campañas o de los donativos. Pero no hay de donde sacarlo, porque la financiación más grande era la de la Unión Europea”. Las dudas se extienden, incluso, hasta los propios usuarios que podrán beneficiarse de las tarjetas.
Dado que no podrán superar los 220 euros, se pregunta Ahmed cómo conseguirán abastecer a las familias de hasta 8 miembros. “Sin ir más lejos, entre nuestros usuarios tenemos familias totalmente en exclusión, incluso en riesgo de pobreza extrema, con más de cinco hijos. Otros con seis, y hasta ocho”. Teme que llegado el día 12, los 220 euros se hayan esfumado. Se trata de uno de los reproches de Banco de Alimentos España al Gobierno nacional desde que fue aprobado el Real Decreto.
Insuficiente
El presidente del Banco de Alimentos de Ceuta, Pedro Mariscal, recuerda, además, que quienes distribuyen la comida adquirida con fondos europeos en su entidad son “profesionales” que saben “cómo economizar al máximo”. En cambio, dado el “despilfarro tan grande que hay en España, donde el 38% de lo que se tira a la basura se tira en los hogares”, cree que los beneficiarios de los vales canjeables no sabrán aprovechar los fondos tanto como las organizaciones. A este respecto, el presidente de Cáritas también comenta que los beneficiarios deberán comprar “a precio de mercado”, mientras las oenegés lo hacen “muy por debajo”.
Con respecto al posible “despilfarro”, aunque aún se desconocen los detalles, relató Adela Nieto que “habrá un listado de productos que pueden comprar”. Los mismos estarán en conocimiento de los cajeros de los supermercados, que deberán informar a los usuarios sobre los artículos financiados y los que no. Aún así, teme Pedro Mariscal que las tarjetas lleguen vacías a la mitad del mes. No sabe qué ocurrirá con el nuevo modelo, pero aclara que el actualmente vigente está diseñado para que las personas que necesitan la ayuda “no tengan que volver”.
Cuenta que desde Banco de Alimentos realizaron “un kit de comida completo para un mes”, que entregan a cada beneficiario y que expone al detalle “los menús que pueden elaborar con los alimentos que llevan y en función del número de miembros”. “En las bolsas les metemos los kilos de garbanzos, arroz o pasta que necesitan. Todo equilibrado y con el objetivo de llegar al final del mes sin tener que volver a pedir comida”.
Pedro Mariscal advierte de que cuando el total de la cuantía mensual del vale sea consumido, “tendrán que seguir pidiendo”. Es por esto que, considera, aunque el fin de las tarjetas es librarse de las colas del hambre, estas “van a seguir existiendo”, porque, vaticina, será al Banco adonde acudirán cuando se queden “sin nada”. Pero sus despensas estarán más vacías en adelante, ya que calculan que perderán 180.000 kilos de alimentos tras la desaparición de los Fondo de Ayuda Europea para las Personas Desfavorecidas (FEAD).
Las ayudas que reciben proceden de la subvención otorgada por la Ciudad Autónoma, que, matiza, “no es solo para alimentos”, a los que se destina “solo un 2 o un 3%” de la ayuda. Por otro lado, afirma que, debido a que las asociaciones a las que abastecían con alimentos dejarán de recibirlos, tendrán que desviar dinero que tenían reservado “para otras necesidades, como la electricidad o el agua en los hogares”. Adela Nieto aseguró a este diario hace meses que dialogaría con las diferentes entidades sociales en busca de una alternativa que beneficie a todos.