TOMADO DE CORDÓPOLIS, por
ALEJANDRA LUQUE
Resulta un tanto extraño hablar en estas fechas de la Gran Recogida que acaba de iniciar el Banco de Alimentos de Córdoba. Como si esta entidad se hubiera mantenido silente y con la actitud de una hormiga que va trabajando a destajo para que miles de familias de capital y provincia puedan comer día a día. Todo lo contrario. La pandemia ha puesto en un brete a toda la sociedad, más aún al Banco de Alimentos, que ha redoblado sus esfuerzos durante estos últimos ochos meses. Llegando a donde pensaban que nunca llegarían. Regalando aquello de lo que a muchos les habían privado: calmar el estómago y la desesperanza.
Al duro trabajo de estos meses se une ahora una intensa semana para pedir a la ciudadanía un esfuerzo aún mayor: una semana de una macro-recogida de alimentos que será diferente a las realizadas hasta ahora. Desaparecen los voluntarios de las puertas de los supermercados y, ahora, la labor de divulgación que hacían recae en los cajeras y cajeros de los establecimientos, dado el doble método que se ha puesto en marcha este año.
Por un lado, los clientes que acudan a uno de los 170 establecimientos adheridos en capital y provincia podrán donar económicamente la cantidad que deseen al pasar por caja, añadiéndose al ticket de compra. El segundo método para donar será la dirección web habilitada, donde quien lo desee podrá entregar cheques desde cinco euros. El responsable de la Gran Recogida en Córdoba, Juan José Cass, lamenta que la situación sanitaria ha hecho imposible que los voluntarios estén en los supermercados dado que, además, esta actividad implica cierta manipulación de alimentos.
Son estos cambios por los que el Banco de Alimentos afronta la Gran Recogida con “cierta incertidumbre”, aunque ve con muy buenos ojos estos dos métodos implementados. A juicio de Cass, son dos los beneficios principales. El primero es que al poseer el dinero en metálico, el Banco de Alimentos podrá comprar los productos que hagan más falta debido a su escasez. Los alimentos que suelen donarse, como son arroz o pasta, llenan muchos estantes de la entidad, mientras que otros, cuyo coste es mayor, escasean. Y, en segundo lugar, los productos que se compren llegarán organizados en palets y ordenados por fecha de caducidad. Y es que, tras las Grandes Recogidas realizadas anteriormente, a los voluntarios del Banco les quedaban dos meses de clasificación, tanto por producto como por fecha de caducidad.
Una vez que finalice esta Gran Recogida, la entidad comprará los productos en las cadenas en las que se hayan expedido los tickets de donación. A pesar de la crisis económica provocada por el coronavirus, las expectativas del Banco de Alimentos son buenas, aunque insisten en la labor de divulgación que deben hacer los empleados de los supermercados para que los clientes conozcan la iniciativa.
Desde el inicio de la pandemia, la organización ha invertido más de 500.000 € en la compra de alimentos y el pico de usuarios se ha situado en unas 42.000 personas. Por el momento no consta que el número de personas atendidas haya descendido, ya que asociaciones humanitarias y comedores siguen solicitando alimentos para el mismo número de personas que hace unos meses. Cass pide que la solidaridad manifestada al comienzo de la crisis se mantenga, para poder seguir prestando un servicio que da vida a miles de familias.
GRAN RECOGIDA CORONAVIRUS PANDEMIA CORDÓPOLIS