Huérfano desde los 17 años, tuvo que abandonar los estudios y, tras años de sequía, también la labranza a la que se dedicaba, e ingresar en la Guardia Civil. Aquí una de sus primeras misiones fue la lucha contra los traficantes de droga que campaban a sus anchas. Los enfermos de heroína delinquían por conseguir una dosis que aliviara su estado de ansiedad. Ya entonces el “Cabo Bueno”, contundente y severo en su labor policial, tenía un corazón enorme: una vez detenía a los delincuentes les ofrecía su ayuda, de ahí que fuera apreciado por unos y otros.
Fuera del Cuartel, también la casa de Bueno parecía una Asesoría a la que todas las tardes acudían personas con problemas que precisaban ayuda… ayuda que Pepe Bueno prestaba de manera desinteresada e incondicional.
Una vez en la Reserva, pudo dedicar tiempo a desarrollar sus grandes pasiones, como eran la escritura y la música, y encontró la manera de seguir ayudando a los que más lo necesitaban como coordinador del Banco de Alimentos, donde ejerció una intensa labor llena de humanidad, servicio y buen hacer en su encargo de Delegado del Banco de Alimentos en Palma del Rio, coordinando toda la labor desarrollada en aquel importante pueblo cordobés
En sus últimos años, escribió y publicó un libro llamado “Miura, de Novio de la Muerte a Benemérito”, cargado de humor, y sobre todo de un amor incondicional hacia su Guardia Civil, a la que dedicó los mejores años de su vida. Debido a su enfermedad y rápido y triste desenlace, no pudo publicar su segundo libro autobiográfico.
Descanse en paz el compañero Delegado y ´Cabo Bueno´.
JOSE BUENO